martes, 26 de mayo de 2020

Carta abierta.

No sabía que para traerte de nuevo conmigo solo tenía que buscar el silencio, son mis propios latidos los que trajeron tus pasos a un camino que compartimos hace un tiempo.

Yo te extraño, siempre te recuerdo, dejaste en mí aquello que justamente de ti aprendí, algunos gestos peculiares, el amor por lo sencillo, que es paz, gracias por salvarme; por alejarme – de la codicia, de los malos impulsos, de la especulación y del miedo. 


La sensación de un día extraño, de esos que parecen ser de invierno, me hicieron saber tarde cuanto es lo que te quiero, bueno, te lo llevaste con un beso, sabiendo que no soy yo devoto de ello.

Entre explosiones de luces, mareas de fuego – haya o no soles, algún día o en la interminable noche de algún modo nos encontraremos, nosotros, cuyas dos existencias la una a la otra pertenecieron alguna vez a un mismo universo.

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